miércoles, 15 de abril de 2009

PAUL GAUGUIN

Gauguin es el ejemplo que representa el mito del bohemio y del primitivismo. Él encarna la necesidad de unir arte y vida. Esta es una utopía presente en la vanguardia. Su pintura tiene un gran componente ético.

Gauguin rechaza la cultura de Occidente y abandona la civilización en pro de los pueblos primitivos. Rechaza lo académico, valora la máscara africana, el arte románico y todas aquellas tendencias que estaban fuera de lo habitual. Él valora este tipo de arte no por lo que tiene de curioso y diferente, sino por su autenticidad. Él ante todo busca el encontrarse a sí mismo.

Lo que hay que pintar es la idea que elabora el pintor después de su experiencia concreta. El filtro de la memoria que quita lo superfluo y retiene la esencia, así se consigue la síntesis de forma y color. Prima la imagen basada en el recuerdo.

En Tahití y en las islas Marquesas se empeño por encontrar equivalentes plásticos a los misterios de las islas se tradujo en complicadas composiciones en las que cada detalle tiene un significado preciso. Este es el caso de Manao Tupapaú (El espíritu de la muerte vigila, 1892), una de sus obras más importantes.
Basándose en elementos del folclore de la isla, obsesionado por las cosas que observaba pero intentando ir más allá de ellas, Gauguin crea un vocabulario personal de colores y líneas, un estilo complejo que compone un simbolismo pictórico de nuevo cuño.

Cuando Gauguin murió en las lejanas islas Marquesas, pocos se dieron cuenta del alcance de su obra. Entre ellos se encontraba el poeta simbolista Charles Morice, que había colaborado en la publicación del primer manuscrito de Noa-Noa -uno de los libros de Gauguin sobre Tahití-. Sus artículos movieron a los patrocinadores del recién fundado "Salon d'Automne" a organizar en 1906 una retrospectiva del pintor. La coincidencia de dicha muestra con la primera exposición de los fauves dio pie a la influencia de Gauguin sobre toda una nueva generación de artistas. Desde los lejanos Mares de Sur, Gauguin había sentado las bases de un estilo nuevo, vigoroso y original que traspasaría su época.

OBRAS DE GAUGUIN

Gauguin, Visión después del Sermón, 1888, óleo sobre lienzo, 73 x 92 cm, Edimburgo, National Gallery of Scotland.



Gauguin, Salve María, "La Orana María", 1891, óleo sobre lienzo, 113´7 x 87´6 cm, N.Y., Metropolitan Museum of Art.





El espíritu de los muertos vela, "Manao tupapau", 1892 óleo sobre lienzo, 73 x 92 cm, Buffalo, (N.Y), Albright-Knox Art Gallery.








Gauguin, ¿Qué hay de nuevo?, "Parau Api", 1892, óleo sobre lienzo, 67 x 91 cm, Dresden, Staatliche Kunstsammlungen, Gemäldegalerie Neue Meister.



El mas “salvaje” de los pintores, es el creador de una obra absolutamente personal, que no puede circunscribirse a ningún estilo artístico, excepto al que el mismo creó llevando al extremo los conceptos del sintetismo.
Gauguin fue un visionario que se impuso como objetivo liberar la pintura de sus restricciones. Estuvo presente en él, el folklor de los pueblos es por esto que se relaciona con la danza, hizo de estas grandes pinturas. Por ello, porque pensaba que el artista debe vivir como crea, fue el más libre de los creadores de su época.

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